Los datos son los datos. Pero en la Argentina de hoy muchos tienden a interpretarlos según sus intereses y convicciones. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, se refirió a la muerte de Alberto Nisman como un suicido. Y es cierto que los primeros datos forenses apuntan a que en la muerte del fiscal Alberto Nisman no hubo intervención de “terceras personas”. Pero también es verdad que no han concluido las pruebas periciales para descartar el crimen. Y, además, en la mano derecha del fiscal, con la que supuestamente se disparó, no se ha encontrado vestigio de pólvora, razón que los analistas más críticos con el Gobierno esgrimen para defender que no se trata de un suicidio. Ahora, bien: la fiscal encargada de investigar su muerte, Viviana Fein, explicó que el hecho de que no se encontrara pólvora no significa que no se disparase él mismo. “Al ser un arma del calibre 22, no ser un arma de guerra, usualmente no permite que el barrido electrónico dé un resultado positivo. No descarta que no lo haya disparado él”, indicó en una entrevista radiofónica.
La exesposa de Alberto Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, de quien se había separado hace unos tres años y con la que tuvo dos hijas, conversó ayer con la fiscal Viviana Fein sobre el desarrollo de la investigación. No será fácil el trabajo de Viviana Fein y el de la juez encargada de investigar su muerte.
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